Era de noche y estaba nuevamente solo en casa; mientras las gruesas gotas de lluvia golpeaban fuertemente el techo y las ventanas. Me estaba empezando a preocupar en verdad. Para ser honestos, jamás había llovido de esa manera en esta ciudad, es más, nunca llueve.
Me empezaba a sentir mucho más incómodo con cada minuto que pasaba; ¿qué había hecho yo para merecerme quedar toda un noche, solo, en esta enorme y vacía casa? Estaba a punto de encontrarle una respuesta a mi pregunta cuando el fuerte sonido del timbre atravesó el de la lluvia. Exaltado y muy asustado baje por las escaleras sin la necesidad de ver por donde pisaba. ¿Quién rayos espera a que le abras la puerta de tu casa en medio de la noche y bajo una tormentosa lluvia? Y lo peor de todo, ¿Quién sería capaz de atender semejante “visita”? Al parecer “Yo”. Abrí la puerta con un poco de dificultad, había olvidado que debido al miedo había colocado todas las cerraduras existentes. Una silueta enorme se erguía delante de mí; al parecer medía casi unos dos metros, llevaba puesto un sombrero y un gran impermeable largo.
-¿Es usted Luis Valentine?- Me preguntó con una voz gruesa que apenas pude oír debido a la fuerza del viento y la lluvia.
-Sí-Respondí débilmente.
Metió su brazo dentro del impermeable y sacó un paquete que estaba muy bien envuelto y amarrado.
-Esto es para usted- Dijo entregándome el paquete que ahora estaba mojado por la lluvia.
-Pero, ¿quién lo envía?- pregunté casi alzando la voz mientras recibía el paquete.
-La verdad es que no lo sé, señor. Yo solo he sido encomendado para realizar esta entrega-
El enorme hombre se alejó del porche de la casa caminando lentamente sin importarle la lluvia y el fuerte viento. Casi unos segundos después me di cuenta que seguía parado en el umbral de la puerta, mojándome y con un misterioso paquete en una mano. Lentamente la cerré y subí las escaleras para tirar el paquete sobre mi cama para luego meterme al baño a secarme.
La lluvia seguía cayendo junto al viento que al parecer cada vez azotaba con mucha más fuerza; la luz aún no venía y eran más de la una de la mañana. Sentado sobre la cómoda de mi cuarto y apoyando la cabeza sobre la ventana, miraba al vacío de la noche. Miraba cómo las gotas resbalaban del otro lado de la ventana. Quizás hasta llegué a contar cuántas gotas habían seguido ese rumbo.
Había ya sacado de mi cabeza la visita del sujeto enorme cuando volví a ver el extraño paquete sobre mi cama; me acerqué lentamente a la cama y me eché al costado del objeto. Mirándolo fijamente me empezaba a preguntar quién había sido la persona que me lo había mandado. Para empezar, nadie me debe algún regalo de alguna navidad pasada o cumpleaños, nadie había prometido mandarme algo, y lo peor de todo, no esperaba nada de nadie.
Sentado frente al paquete, decidí abrirlo de una vez por todas y terminar con las dudas.
Lo primero que noté fue que no había ninguna tarjeta en la cual me dijera el nombre del remitente o alguna nota. Era extraña la circunstancia en la cual había recibido el paquete, pero era mucho más extraño que no tuviera una nota. Cuidadosamente desaté el paquete y lo abrí. En medio de los muchos envoltorios que contenía el paquete estaba un libro cuya cubierta era de un cuero muy viejo; era de un color marrón muy oscuro. En la cual se leía como título:
“Principio/fin”
Muy extrañado cogí el libro y pude notar que pesaba bastante. Pero todo eso se fue de mi mente cuando traté de encontrarle un sentido a todo lo que había ocurrido en la última hora. Primero, un hombre enorme había venido a entregarme un libro de dudosa procedencia y que por lo visto, pesaba una barbaridad.
Segundo, no tenía ni la más mínima idea de quién o quienes me habían mandado el libro.
Y tercero, la lluvia caía con mucha más fuerza que hace una hora y seguía solo en la enorme y vacía casa que tanto miedo me daba.
Eran casi las tres de la mañana y seguía sin dormir, sentado nuevamente sobre la cómoda y apoyando mi cabeza en la ventana seguía buscándole una respuesta o una ligera conexión a todo eso. “Principio/Fin”, ¿qué querrá decir? Fue cuando me di cuenta que en realidad no había abierto para nada el libro, solo lo había sacado del envoltorio y leído la carátula. Volví a sentarme en la cama frente al libro y lo abrí por primera vez.
Las páginas estaba amarillentas debido al paso de los años y muchas de ellas estaban rotas o incompletas. En la primera hoja se podía leer:
“MindReaders”
Casi instantáneamente traduje el título: “Lectores de Mente” y como era de esperar, nuevas preguntas invadieron mi cabeza. Decidí no hacerme un lío dándole vuelta a la página. A continuación pude ver que todo el texto estaba en inglés y enseguida leí el primer párrafo.
“Those with the power of knowing the thoughts of their enemies,
Those with the power of the future knowledge,
Those with the power of invade the world’s mind
Are the chosen ones to keep them away from our minds”
-Pensamientos de los enemigos, conocer el futuro, invadir la mente del mundo ¿Qué es todo esto?-me pregunté al mismo tiempo que miraba incrédulamente las demás páginas del misterioso libro. No podía creer lo que estaba pasando, en realidad no cabía en mi mente. Un libro misterioso de procedencia mucho más misteriosa, escrito en inglés y por lo que me iba dando cuenta, en muchos otros idiomas que apenas reconocía; con dibujos de mapas, figuras geométricas, monstruos y demás garabatos.
“Lectores de mente”, ¿Qué quería decir? ¿Acaso es que en realidad hay personas que pueden leer la mente de otras? Y a qué se refería con los “pensamientos del mundo”, ¿El mundo puede pensar? Los planetas no piensan. ¿Enemigos? Nada cabía en mi mente y cada vez me sofocaba más. Trate de hallarle respuesta alguna a la situación leyendo las demás páginas del libro, pero me quedé dormido en el intento. Recostado en la cama con la cabeza encima del libro.
Me empezaba a sentir mucho más incómodo con cada minuto que pasaba; ¿qué había hecho yo para merecerme quedar toda un noche, solo, en esta enorme y vacía casa? Estaba a punto de encontrarle una respuesta a mi pregunta cuando el fuerte sonido del timbre atravesó el de la lluvia. Exaltado y muy asustado baje por las escaleras sin la necesidad de ver por donde pisaba. ¿Quién rayos espera a que le abras la puerta de tu casa en medio de la noche y bajo una tormentosa lluvia? Y lo peor de todo, ¿Quién sería capaz de atender semejante “visita”? Al parecer “Yo”. Abrí la puerta con un poco de dificultad, había olvidado que debido al miedo había colocado todas las cerraduras existentes. Una silueta enorme se erguía delante de mí; al parecer medía casi unos dos metros, llevaba puesto un sombrero y un gran impermeable largo.
-¿Es usted Luis Valentine?- Me preguntó con una voz gruesa que apenas pude oír debido a la fuerza del viento y la lluvia.
-Sí-Respondí débilmente.
Metió su brazo dentro del impermeable y sacó un paquete que estaba muy bien envuelto y amarrado.
-Esto es para usted- Dijo entregándome el paquete que ahora estaba mojado por la lluvia.
-Pero, ¿quién lo envía?- pregunté casi alzando la voz mientras recibía el paquete.
-La verdad es que no lo sé, señor. Yo solo he sido encomendado para realizar esta entrega-
El enorme hombre se alejó del porche de la casa caminando lentamente sin importarle la lluvia y el fuerte viento. Casi unos segundos después me di cuenta que seguía parado en el umbral de la puerta, mojándome y con un misterioso paquete en una mano. Lentamente la cerré y subí las escaleras para tirar el paquete sobre mi cama para luego meterme al baño a secarme.
La lluvia seguía cayendo junto al viento que al parecer cada vez azotaba con mucha más fuerza; la luz aún no venía y eran más de la una de la mañana. Sentado sobre la cómoda de mi cuarto y apoyando la cabeza sobre la ventana, miraba al vacío de la noche. Miraba cómo las gotas resbalaban del otro lado de la ventana. Quizás hasta llegué a contar cuántas gotas habían seguido ese rumbo.
Había ya sacado de mi cabeza la visita del sujeto enorme cuando volví a ver el extraño paquete sobre mi cama; me acerqué lentamente a la cama y me eché al costado del objeto. Mirándolo fijamente me empezaba a preguntar quién había sido la persona que me lo había mandado. Para empezar, nadie me debe algún regalo de alguna navidad pasada o cumpleaños, nadie había prometido mandarme algo, y lo peor de todo, no esperaba nada de nadie.
Sentado frente al paquete, decidí abrirlo de una vez por todas y terminar con las dudas.
Lo primero que noté fue que no había ninguna tarjeta en la cual me dijera el nombre del remitente o alguna nota. Era extraña la circunstancia en la cual había recibido el paquete, pero era mucho más extraño que no tuviera una nota. Cuidadosamente desaté el paquete y lo abrí. En medio de los muchos envoltorios que contenía el paquete estaba un libro cuya cubierta era de un cuero muy viejo; era de un color marrón muy oscuro. En la cual se leía como título:
“Principio/fin”
Muy extrañado cogí el libro y pude notar que pesaba bastante. Pero todo eso se fue de mi mente cuando traté de encontrarle un sentido a todo lo que había ocurrido en la última hora. Primero, un hombre enorme había venido a entregarme un libro de dudosa procedencia y que por lo visto, pesaba una barbaridad.
Segundo, no tenía ni la más mínima idea de quién o quienes me habían mandado el libro.
Y tercero, la lluvia caía con mucha más fuerza que hace una hora y seguía solo en la enorme y vacía casa que tanto miedo me daba.
Eran casi las tres de la mañana y seguía sin dormir, sentado nuevamente sobre la cómoda y apoyando mi cabeza en la ventana seguía buscándole una respuesta o una ligera conexión a todo eso. “Principio/Fin”, ¿qué querrá decir? Fue cuando me di cuenta que en realidad no había abierto para nada el libro, solo lo había sacado del envoltorio y leído la carátula. Volví a sentarme en la cama frente al libro y lo abrí por primera vez.
Las páginas estaba amarillentas debido al paso de los años y muchas de ellas estaban rotas o incompletas. En la primera hoja se podía leer:
“MindReaders”
Casi instantáneamente traduje el título: “Lectores de Mente” y como era de esperar, nuevas preguntas invadieron mi cabeza. Decidí no hacerme un lío dándole vuelta a la página. A continuación pude ver que todo el texto estaba en inglés y enseguida leí el primer párrafo.
“Those with the power of knowing the thoughts of their enemies,
Those with the power of the future knowledge,
Those with the power of invade the world’s mind
Are the chosen ones to keep them away from our minds”
-Pensamientos de los enemigos, conocer el futuro, invadir la mente del mundo ¿Qué es todo esto?-me pregunté al mismo tiempo que miraba incrédulamente las demás páginas del misterioso libro. No podía creer lo que estaba pasando, en realidad no cabía en mi mente. Un libro misterioso de procedencia mucho más misteriosa, escrito en inglés y por lo que me iba dando cuenta, en muchos otros idiomas que apenas reconocía; con dibujos de mapas, figuras geométricas, monstruos y demás garabatos.
“Lectores de mente”, ¿Qué quería decir? ¿Acaso es que en realidad hay personas que pueden leer la mente de otras? Y a qué se refería con los “pensamientos del mundo”, ¿El mundo puede pensar? Los planetas no piensan. ¿Enemigos? Nada cabía en mi mente y cada vez me sofocaba más. Trate de hallarle respuesta alguna a la situación leyendo las demás páginas del libro, pero me quedé dormido en el intento. Recostado en la cama con la cabeza encima del libro.