Urban Dreamers

El tiempo pasó volando y cuando vi el reloj ya eran las ocho y cuarentaisiete minutos de la noche. Después me levante y lo único que hice fue tomar una ducha, luego me acosté de nuevo a escuchar un poco de música, hasta que pasó lo que Aileen había dicho: sentía como me mareaba poco a poco, con la vista borrosa hasta quedar inconsciente.

Entre sueños veía imágenes borrosas, pero no pude distinguir nada, aunque me eran un poco familiares. Luego, solo obscuridad; Después sentía un dolor insoportable en todo el cuerpo, y también sentía cosas como si me crecieran los huesos muy rápido.

Cuando por fin se detuvo, abrí los ojos al escuchar a alguien llamándome. Era Caleb, pero la curiosidad que sentía me hizo ignorar lo que decía, así que primero verifique si podía moverme y después salte y corrí a toda prisa al baño, a verme en el espejo.

Era increíble, había cambiado por completo: era un poco más alto y con los músculos un poco más marcados y por consecuente, lo que tenia puesto me quedaba apretado. Tenía la piel cubierta por pelo negro y blanco en las manos, pies, en todo el pecho, bajando por el abdomen, por la entrepierna y por los lados internos de las piernas. Mi cara era totalmente diferente, tenia colmillos mas largos y mis ojos que solían ser castaños, pasaron a ser de un color miel resplandeciente. Tenía el cabello de un color blanco plateado y un poco más largo pero sin perder su forma. Lo que mas me impresiono fueron las orejas de perro y la cola. Era extraño y divertido a la vez, pero sobre todo era el parecido que tenía a mi otro yo.

- Debe ser muy emocionante ver los cambios pero…que tal si te vistes y vamos a trabajar viejo? Se esta haciendo tarde.

Podría decir que lo reconocí al instante que lo vi, y solo fue por la forma en la que tenia su cabello alborotado. Era el mismo de siempre: corpulento y mas alto, de cabello negro-lacio medio largo y ojos verde esmeralda. Al parecer era algo así como un gato; De pies a cabeza su piel estaba cubierta de pelo blanco.

- Hola…Cal…

- hola… ahora mueve tu nuevo trasero que vamos a llegar tarde.

- esta bien… dame un momento…- dije mientras me acercaba al closet. Solo me puse mis jeans negros y una franela blanca de algodón.
-listo?

- si…vamos…

- ok. En el camino te explicare unas cuantas cosas que necesitas saber.

- ah? Como cuales?- pensé que ya era suficiente con la transformación.

- para empezar: ves esto?- dijo mientras sacaba un hueso de res enrollado en papel.- esto es algo que los canes usualmente no pueden resistir.

- un hueso? Lo he visto en caricaturas pero no creo que yo no pueda resistirme…ahora…que tal si me lo das? Me lo darías? Dámelo...- parecía un idiota viendo como Caleb agitaba el hueso de un lado a otro, pero no podía evitarlo.

- ja ja! Ves a lo que me refiero? Toma, disfrútalo. Ahora escucha: lo segundo es que no solo hay perros y gatos, con decirte que hasta hay dragones es más que suficiente para no extenderme.

- wow…

- si, lo se… es sorprendente…

- no… me refiero a que este hueso esta realmente sabroso…- decía mientras lo mordisqueaba.

- idiota…bueno, ya con eso es suficiente por hoy. Luego te explicaré otras cosas.

-ok! Um…. Aileen es igual a ti?- pregunté con curiosidad.

-casi iguales. La única diferencia es que ella es mujer y yo hombre, aparte yo soy mas grande que ella ja ja.- dijo burlándose de mi pregunta.- por supuesto que lo somos.

-ok ok…disculpa por la pregunta tan absurda. Bueno, al parecer ya llegamos. - llevaba trabajando con el casi desde que me había mudado, con la diferencia de que antes no podía estar allá directamente porque era menor de edad. Siempre me pregunte el por qué el local se llama “Garras y Arena”…ahora veo de donde viene el nombre.

- entremos por la puerta de atrás. Tienes las llaves?- decía mientras registraba sus bolsillos.- creo que las deje adentro.

- lo sospeché…ya nos ha pasado otras veces asi que siempre las cargo conmigo. Aquí están. Déjame abrir.

Apenas entramos fui a mi locker a dejar mis cosas y Caleb al suyo, solo que el comenzó a desvestirse.

- oye… a donde vas?– pregunté.

- antes de entrar vi que solo hay un cliente y al parecer no tendremos muchos así que pensé que podrías encargarte de eso. Yo me voy a nadar un rato a la playa. nos vemos luego.

- ok…- rayos, siempre hace lo mismo cuando el bar esta solo.- ahora veamos… ah! Allá estás!- dije al avistar al cliente. Era una chica. Al parecer era un lince y tenía los ojos color azul eléctrico y cabello rojizo. Por alguna razón, creí conocerla desde hace un tiempo.

- oye! Tu, chico! Quisiera pedir algo! – decía ella.

- ah, disculpa la demora. Bienvenida al garras y arena, quieres tomar algo en especifico o quieres la carta?

- hmmm…quería solo una copa de vino, pero ahora será mas que suficiente con tu compañía. Claro… si quieres. - me dijo con una sonrisa.

- umm… claro pero… estás segura? Digo, ni siquiera sabes mi nombre.

- no te preocupes, voy a estar bien. En tu cara puedo ver que eres tan inocente como un niño. Ven, siéntate a mi lado.

-…bueno… si tu lo dices…- para ser una invitación me sentí un poco ofendido.- soy Ross, mucho gusto.

-El gusto es mío cariño, el gusto es mío.- me dijo mientras me tomaba de la mano.




Continuará.

Estuvimos hablando por más de cuatro horas, después se puso en pie y me dejó una tarjeta rosa. Lo único que me dijo antes de irse fue “nos vemos esta noche”. Vi la tarjeta y me quede pensando mientras la leía.






- esa chica era…Kerian……KERIAN!!!????- el mencionar que estaba asombrado no era suficiente para describir lo que sentía.- DEMONIOS!!!

- ja ja ja! Sabia que reaccionarias asi!- me dijo una voz a mi lado.

- Caleb! Tu lo sabias?

- bueno…que puedo decir…

- idiota! Por que no me dijiste nada?

- porque ella me dio veinte dólares si guardaba el secreto. Aún no me decido a hablarle pero unos veinte dólares no le caen mal a nadie de vez en cuando.

- estás consiente de lo que acabas de decir? Ni que estuvieras tan necesitado.

- bueno…eso es cierto, – me decía con una sonrisa de lado a lado. – ahora vete y haz valer el dinero que me dio!

-…lo mejor es que vaya a aclarar las cosas… y toma, quédate con las llaves del bar, a lo mejor no regreso mañana…

- ése es mi amigo! Ja ja! Por cierto, tomate libre todo el día de mañana - decía mientras entraba al bar. Luego fui a buscar mis cosas y salí hacia el hotel.

El edificio solo quedaba a unas cuadras y eran alrededor de las cuatro. Cuando llegué y apreté el botón para subir en el ascensor, una chica se detuvo a mi lado y comenzó a hablarme. Era casi igual a Kerian, solo que esta tenia los ojos color castaño y el cabello rubio recogido.

- Ross? Eres tu? Por dios santo mírate! Eres todo un galán!- me dijo ella emocionada con un abrazo.

-emm…gracias? - dije perplejo. - te conozco?

- oh cierto… no me reconoces… soy yo, Erika. La mejor amiga de Kerian.

- ah hola! Como has estado? que haces por aquí?

- Kerian me llamo hace unos minutos diciendo que algo bueno pasaría en su casa. Ya llego el ascensor, ven vamos!

Rayos, posiblemente ya tenia planeado el que yo fuera. Al entrar, me apoye a un lado del ascensor, y Jenny al otro, enfrente de mi. Cuando las puertas se cerraron, se acercó y puso sus manos en mi cintura, con su cara muy cerca de la mía.

-y sabes que? Talvez tu eres ese “algo”…- dijo susurrando a mi oreja.

- hueles a…whiskey. - le dije con un tono de incomodidad. – detente.

- ah, y que si no? Me vas a morder, cachorrito?- me dijo con una sonrisa traviesa mientras me encajaba las uñas o garras, poco a poco.

- crees que no soy capaz?- le dije sujetando sus manos.

- apuesto a que no me harás nada cachorrito… - dijo mientras se acercaba a mi cuello para morderme. – aparte…te puedo patear el trasero en cualquier momento, así que no te resistas…

Apenas sentí su aliento, le quite las manos de mi cintura y la empuje con mi cuerpo hasta estrellarnos contra el otro lado.

- wow! Tranquilo chico! Mantén a esa bestia controlada para Kerian, ja ja! - me dijo con la misma sonrisa.

- que…qué fue eso?- pegunté un tanto impresionado después de soltarla.

- qué cosa? Lo que acabas de hacer? Eso fue un impulso y será mejor que los controles, porque tendrás muchos.- me decía con la misma actitud. - ya llegamos al piso trece, Vamos! - dijo halándome de la mano.

Corrimos hasta el final del pasillo y ella fue al apartamento 16, que quedaba a la derecha. El de Kerian quedaba enfrente.

- Tu vives aquí al lado?- le pregunté. - no lo sabia.

- oh…sep! se me olvido mencionártelo…

- y…no vas a entrar conmigo?

- no gracias. Ya tuve suficiente con el ascensor.- me dijo poniendo un dedo en mis labios – Kerian me mataría si supiera que estuve jugando contigo en estos momentos. Nos vemos luego! – dijo mientras cerraba la puerta de su apartamento.

- bueno… - pensé en voz alta.- ya es hora…

Unos minutos después de tocar el timbre, Kerian abrió la puerta. Apenas me vio, tomo mi mano y me hizo entrar a la casa.

- hola cariño, como te sientes?

- confundido.- no había mejor palabra para ese momento.

- si? Bueno, ven y acompáñame. Como ya te tengo y supongo que ya sabes quien soy, creo que ahora si quiero una copa de vino. Quieres?- me dijo sacando la botella de la nevera y tomando dos copas del estante.

- oye…tu sabes que yo no bebo…

- ay por favor! Aunque sea un brindis por tu nuevo comienzo! Me decía poniendo una copa en mi mano.- anímate!

- ok…solo una…

Nos sentamos en el suelo de la sala sobre una alfombra con estampado de piel de tigre de bengala, lo cual encontré un tanto aterrador, y debo decir que el vino estaba bastante sabroso; me gusto tanto que me bebí toda la botella. Cuando llegué a sentirme mareado, le dije que se detuviera mientras veía que quería sacar la segunda.

- muy bien grandote. Que tal si ahora nos ponemos un poco mas cómodos?- Decía mientras se sentaba justo enfrente de mi y me empujaba suavemente contra la alfombra, para después acostarse sobre mi pecho.

-…sabes…desde hace un tiempo me he estado preguntando…- le dije mientras le acariciaba la mejilla.

- si?

-ah…- me moría de la vergüenza solo por preguntar. – nosotros…somos una pareja. Cierto?

-no…no entiendo a lo que te refieres. – dijo mirándome fijamente.

De repente, sentí otro impulso. Me lance sobre ella con mi cuerpo encima, mirándola fijamente.

-oye! Eso fue un impulso, cierto?- me decía con una mirada traviesa y de asombro.

-no evadas mi pregunta, pero si… que puedo decir… todavía no los controlo y me provocas estando hermosa esta noche.

A la mañana siguiente, al despertar, note que aún seguíamos acostados alli, en la alfombra. Ella estaba acostada en mi pecho y yo estaba abrazándola; a pesar de que no tenía sueño, quise quedarme junto a ella.

Era extraño…la amaba, pero no la amaba. Por alguna razón, me gustó ver como dormía, tan tranquila, como si fuera otra persona, hasta que esa imagen fue remplazada por otra mejor: ver como abría los ojos lentamente, confundida y aturdida por los rayos de sol que entraban, buscando donde se encontraba, hasta encontrarse con mi mirada.

-buenos días…-le dije sonriendo.

-hola…- me dijo riendo.

-…um…tienes algo que hacer hoy? - Le pregunté apartándole el cabello de la cara.

-hmm… me gustaría estar todo el día contigo cariño, pero no puedo.- dijo poniendo una mano en mi cara.- tengo que ir a arreglar unos asuntos por ahí.

-ok…

-si quieres anda a darte un baño, en un rato iré contigo.- dijo al levantarse.

Cuando me levanté, estaba todo adolorido. “Como no estarlo después de la noche tan loca que tuve”, pensé; Me dirigí al baño y vi a Kerian hablando por teléfono en el balcón, pero no pude escuchar nada porque la puerta de cristal estaba cerrada. Cuando entre al baño, note que la ducha era gigantesca; ocupaba la mitad de la pared de el fondo y pensé que podían entrar siete personas al mismo tiempo; tenía dos puertas de cristal transparente y tres regaderas. Entré y use la que quedaba al lado derecho. Cuando ya estaba todo empapado, busqué el jabón, pero no lo encontré. Luego escuche la puerta abrirse y la voz de Kerian.

- que tal si usas un poco de este shampoo?- me dijo rociando un poco en su mano y pasándola por mi pecho.- es muy bueno para quitar el sudor.

- y que tal si lo usas también?.- le dije tomándola y apretándola contra mi cuerpo.
-wow cachorrito, calma.- me dijo tomándome de la cintura.- con lo de anoche fue suficiente; aparte, este shampoo genera mucha espuma y podemos caernos si intentamos algo.- luego me soltó y se fue al otro lado para usar la otra regadera.

No pude evitar reírme; luego, seguí en lo mío y salí primero. Apenas termine de vestirme, escuche el timbre de la puerta y al abrir vi que era Erika.

-hola Ross! Hey muchachote! Te quedaste!- me dijo con un abrazo.

-ja ja si…hola Erika. Kerian esta en el baño, por si la vas a buscar.

-nah, no importa, solo vengo a buscar unas cosas.

Después me acerqué al balcón y me apoye en la pared, a ver la gente pasar. Me parecía increíble; no solo perros y gatos de todas las razas, sino también venados, conejos, e incluso un chico panda caminaban por la ciudad; simplemente asombroso.

-increíble, verdad?- me dijo Kerian parándose a mi lado.

-si…todavía me estoy acostumbrando a esto aunque no lo parezca.

-y sabes que es lo que me parece mas extraño? Que hasta ayer fuiste un humano… es muy raro.

-lo se, tampoco lo entiendo, pero ya no importa,- le dije con una sonrisa.- ahora podría decir que soy normal así que, olvidemos eso.

-es cierto…bueno cariño, vamos. Yo tengo que salir y tu tendrás tus cosas que hacer.

-…miente…- escuché que dijo una voz dentro de mí. Al mirar disimuladamente al cristal que estaba detrás de Kerian, pude ver a mi otro yo hablándome.

-eso creo…-mentí. La verdad no tenía NADA que hacer. Caleb me había dado el día libre y no se me había ocurrido nada para pasar el tiempo. Luego pensé en pasar por el bar a preguntar por Aileen, pero ocurrió algo mejor, ella estaba allí.

-Aileen?- le dije al acercarme. Era idéntica a Caleb, solo que con el cabello mucho mas largo y contextura física de una mujer.

-ah hola! Que tal te va con tu nuevo cuerpo?- Me dijo saliendo de detrás de la barra.

-por ahora, bien. Lo único difícil de controlar son los impulsos...- le dije, mientras me rascaba la cabeza en señal de vergüenza.

-ja ja no te preocupes, algún día los podrás controlar.

-seh…bueno…eres una linda gatita, sabes?

-tonto.- me dijo riendo y golpeándome en el hombro.- tú no te quedas atrás, mírate.

-heh…puede ser. Oye y Cal?

-debe de estar por ahí persiguiendo algunos traseros. No has comido desde anoche, cierto?

-la verdad no…pero no tengo hambre.

-si claro. Entra y siéntate. Traje algunas cosas porque sabía que pasarías por aquí.

-ah…gracias.

Aileen siempre es muy atenta conmigo y hasta podría decir que es la hermana mayor que nunca tuve. Después de revisar los recipientes, lo primero que devore fue algunos trozos de carne cocida y arroz; Intente levantarme al ver que había uno con vegetales, pero fue muy tarde; Aileen ya estaba detrás de mi y como siempre, tuve que comérmelos.

-gracias por la comida…-dije en señal de que estar lleno.

-de nada. Que vas a hacer hoy?

- no lo se… talvez vaya a la casa a tocar guitarra.

-esta bien. Oye, por cierto, una chica paso diciendo que necesita a un bar ténder y le ofrecí tus servicios. Como no estabas le dije que me dejara su número y que tú la llamarías.

-para la próxima te daré el cincuenta porciento de lo que gane y te nombrare mi manager, te parece?- le dije riendo.

-ja ja si claro…tonto. Ahora vete antes de que te patee el trasero o te ponga a trabajar.

-ok ok! Adiós, cuídate.- le dije, despidiéndome con un abrazo.




Continuará.

Al llegar al muelle, me dispuse a llamar al cliente. Al cabo de varios intentos, comencé a perder la paciencia ya que no contestaba, pero a la ultima vez si atendió.

-hola?- dijo ella.

-ah…hola es Ross, el amigo de Aileen. Ella es la chica del bar de esta tarde y quedamos en que te llamaría porque querías un bar ténder, cierto?

-oh si, ya recuerdo!- me dijo entusiasmada.- soy Sarah, Podemos encontrarnos para hablar personalmente?

-si, claro. Cuando?

-ya mismo! Oh pero…estas ocupado?

-no, no. Estoy en el muelle. Dime a donde puedo ir.

- no te preocupes! Casualmente estoy en una tienda de enfrente! Entonces, como eres?

-ah? No entiendo.

-duh… me refiero a que raza de animal eres! – me decía entre risas.

-oh, claro…un husky de pelo blanco y negro…ummm…de cabello plateado y ojos amarillos.- rayos, describirme a mi mismo fue mas difícil de lo que pensé.- si te sirve más llevo unos jeans negros y una franela blanca.

-oh que específico. - me dijo sarcásticamente.- creo que ya te veo. Voltea hacia atrás!

Gire y comencé a buscar entre la gente hasta que vi a una chica al teléfono y agitando la mano en alto. Ella era un husky, también al parecer; de pelo blanco y negro, cabello negro azulado y ojos color café. Después de presentarnos, la invite a tomar algo y nos sentamos en la punta del muelle.

-sabes, usualmente las mismas especies se llevan mejor juntas, así que pienso que no debe de ser muy difícil el tratarnos bien.- me dijo

-ah, bueno. Te refieres a que los perros se llevan mejor con otros perros? Seria interesante intentarlo ya que prácticamente solo conozco a gatos.- le dije entre risas. La verdad, no quería contarle lo que me había sucedido.- ok, regresando a los negocios: para cuando me necesitas?

-si no es mucho pedir… para hoy mismo. El minibar ya esta listo y los licores, vasos y todo lo que puedas necesitar también, así que…pensé que no habría ningún problema.

-no, tranquila no los hay.- para ser honestos, no se decir que no.- y… hasta que hora?

-hasta tarde. Probablemente la reunión termine antes, ya que ni siquiera es una fiesta. Solo habrá unas… siete u ocho personas aproximadamente. Va a ser en mi casa.

-me parece bien. Entonces, vamos ya?

-ah…si, gracias!- me dijo muy emocionada.

Después de salir de ahí y llegar a su casa, me fui directo al minibar a revisar todo lo que había; whisky, vino, champaña, cerveza, agua, jugos y demás; “gracias al cielo” pensé, al ver una cesta con frutas. Eso me permitiría hacer algunos cócteles.

Luego de un rato, comenzaron a llegar los invitados y enseguida me di cuenta que en su mayoría eran chicos aun. Quiero decir, yo también lo soy, solo tengo diecinueve pero, ellos eran menores de dieciséis; Le hice unas señas a Sarah para que se acercara. Necesitaba preguntarle algunas cosas.

-Sarah…cuantos años tienes?.- le dije en voz baja.

-quince. Por que la pregunta?- me dijo un tanto preocupada.

-por curiosidad. Y tus padres saben que todas estas personas están aquí?

-bueno…mi papa murió hace algunos años y mi mama siempre esta en su empresa, ocupada. No te preocupes, ella lo sabe y todos son mis amigos. De hecho, todos se quedaran a dormir.

-ah, ok.- suspire tranquilo.- pero sabes que no puedo darle alcohol a menores de edad cierto?

-aw vamos! No seas un aguafiestas! De todas maneras, para eso están los jugos y las frutas. En ningún momento tuve la intención de darles alcohol puro para beber.

-buena niña. Me quedare tranquilo entonces.- le dije entre risas.

-y tu tampoco te puedes hacer el adulto!- me dijo riendo pero reprochando.- Aileen me dijo que solo tenias diecinueve, aunque debo decirte que aparentas unos veintitantos.

-eh…gracias, creo.

La reunión estuvo entretenida aunque tranquila; Habíamos comenzado alrededor de las cinco y ya eran las ocho y media; de vez en cuando Sarah se acercaba disimuladamente para decirme que algunas de sus amigas hablaban muy bien de mí, por no decirlo correctamente. Luego, paso lo que presentía que pasaría. Algunos chicos sentados en la barra, motivados por el poco alcohol que les di, comenzaban a pensar en hacer locuras.

-oye, que tal si vemos quien llega mas lejos con las chicas?- Dijo un chico conejo.

-yo voy a intentar hacerlo esta noche con Anna.-dijo un chico leopardo.

-no creo que sea una buena idea Jimy…- decía un pequeño pastor alemán.

-nah… mírame hacerlo.- dijo el chico leopardo, parándose de la mesa, y al ver esto los demás lo siguieron.

Desde ese momento estuve pendiente de ellos tres; ya Caleb y yo teníamos experiencia echando tipos del bar que se la querían pasar de listos así que, esto no podía ser gran cosa. El chico leopardo y el conejo hablaban por separado con otras chicas, pero como el primero se la pasó hablando demasiado y muy íntimo con una, pensé que esa debía de ser Anna; ella era algo así como un leopardo también, pero de pelo gris plateado y unos hermosos ojos color verde. Después la situación comenzó a salirse de control; el le había propuesto el tener relaciones mostrándole un condón; ella se sintió un tanto ofendida, por lo cual se levantó pero al dar unos pocos pasos, Jimy, como pensé que debía de llamarse, la tomo por el brazo muy fuerte.

-Jimy, déjala. Ella no.- le dijo el chico que era un pastor alemán.

-y que si no lo hago, Sean?- le dijo Jimy empujándolo.

-no quiero que le hagas daño y no lo voy a perm…AY!- gritó cuando Jimy le asesto un puñetazo en la cara, tumbándolo al suelo.

Todos se quedaron sorprendidos y sin hacer nada cuando Jimy se había lanzado sobre el para darle un segundo golpe, pero al verlo, salte sobre la barra y lo agarré con fuerza por los dos brazos, dejándolo inmóvil.

-ni siquiera lo pienses.- le dije apartándolo y quitándoselo de encima a Sean.

-déjame! Déjame o te golpeo a ti también!

-Sarah, dime donde vive este chico.- le pregunte si prestarle atención a lo que me decía Jimy.

-ah…en la casa de enfrente.-me dijo después de reaccionar.

-gracias. Ahora escucha, si sabes lo que te conviene, saldrás por esa puerta en menos de diez segundos…nueve, ocho, siete…- le dije en un tono muy frió y apenas me escuchó, tomo sus cosas y se fue.

-vamos, levántate Sean.-le dije tendiéndole mi mano. Oye, estas bien?

-si…gracias…emm…- decía apoyándose de mi mano, tratando de adivinar mi nombre.

-Ross, y no te preocupes. Apenas escuché que le habías advertido a Jimy que no lo hiciera estando allá en el bar, sabia que pasaría esto. Me disculpo por no haber actuado antes. – le dije ofreciéndole un poco de hielo. – ponte esto en el ojo antes de que se hinche.

-que dices? Eso fue genial! Nunca vi que alguien salir así corriendo! Y menos a Jimy!

-ja ja gracias, pero solo es bueno hacerlo cuando se necesita. Ahora, creo que alguien te quiere dar las gracias.- le dije, mirando a Anna, y estaba en lo correcto; apenas regrese al bar, vi como ellos se sentaban juntos a hablar y como ella lo consentía por haber sido su héroe.


Continuará.